Cuando uno llega por primera vez a Japón se pregunta si verdaderamente este lugar es de este planeta. Lo digo yo, que vengo de Lanzarote, lo más parecido a la Luna o Marte que he visto con mis ojos.
Es increíble cómo puede convivir tanta población y a la vez percibir la seguridad y calma que sus ciudades, sin excepción alguna, transmiten. Todo fluye con ritmo acelerado, todo calculado al milímetro, con una puntualidad que roza la perfección. La limpieza, amabilidad, educación, respeto y formalidad son valores que se hacen notar nada más salir del avión.
Y de estas y otras sensaciones que nos deja Japón va precisamente este post, que, por cierto, inaugura los artículos de invitados.
DadoRosa es una lectora que quiere compartir con todos nosotros, a través de sus sensaciones, su experiencia en el país del sol naciente.

Ya que tengo la oportunidad me gustaría compartir con todos vosotros mi experiencia de 24 días recorriendo Japón hace unos cuantos años. Y me gustaría hacerlo de una forma diferente, esperando que os guste y que pueda teletransportaros a este lugar 100% recomendable.
Si me preguntan por Japón a través de los sentidos diría que huele a miso y a curry. Me quedo con el sabor del sésamo y una fruta entre la naranja y el limón. Aunque haya probado infinidad de cosas diferentes, mi plato favorito diría que es la tempura con esa salsa de mandarina que tantas ganas me quedaron de encontrar. Quitaría el wasabi, todavía se me saltan las lágrimas al recordar aquel burrito de Taco Bell que parecía tan inofensivo.
Me quedo con los colores espectaculares de las azaleas, y con la calidez de su gente, son muy acogedores. Esa sensación de seguridad en las calles, de sentirte como en casa, me atrevería a decir que mejor que en casa, sensación de paz, de inspiración, de tranquilidad, vuelvo y repito de paz, a gusto con uno mismo y con los demás, sus habitantes te contagian de su buen hacer y de lo a gusto que parecen estar desempeñando sus funciones o con la sociedad; la limpieza, la cercanía en el trato y la buena predisposición para atenderte y ayudarte, por ejemplo si se ofrecen a hacerte una foto no es para conseguir nada a cambio.

Que una mujer se levante de su mesa, la cual comparte con su pareja, en un restaurante para explicarnos los ingredientes de los platos, ya que al encontrarme en ese momento en un pueblito muy pequeño no disponían de carta en inglés, ¡es alucinante!
Ver la independencia de los niños y de los ancianos es digno de admirar, con sus bicis, cogiendo el bus, los ancianos realizando diferentes labores para la comunidad.
Como ver que se te van pegando sus costumbres y eres capaz de quedarte dormido en el tren y saber cuando tienes que bajar, ¡la puntualidad de sus trenes es una pasada! Al igual que lo es el silencio ensordecedor en sus metros, que ya lo sabíamos, pero creedme que no es lo mismo que te lo cuenten que vivirlo.
Ya no necesitar la ayuda del tenedor, que ya no te parezca extraño que te hagan reverencias por todo, que sean tan agradecidos, que no se tenga que dar propinas en un respiro.
Ese vaso de té, café o agua bien fríos que te ofrecen al entrar a los restaurantes que tanto se agradece, la bebida que acompaña tus comidas es gratis, de ahí que no salga caro comer en restaurantes.
Que te traigan la cuenta junto con el plato, pagues en la caja que hay a la salida, en la mayoría de los restaurantes te pongan toallitas húmedas, o incluso una toalla mojada con agua caliente.
Acostumbrase a que cada cual lleve su toalla para secarse las manos tras ir al baño, baños que hay cada pocos pasos, limpios y cuidados. ¡El mundo del baño en Japón es inquietante!
Que sea lo más natural descalzarse al llegar a todas las casas y templos que quieras visitar, a que respeten las colas, o se acomoden para que todo entremos en un bus al puro estilo ¿qué apostamos?

Que te acompañen cuando andes perdido, ¡y no solo eso, sino que se aseguren que llegaste al destino!, que si no saben cómo ayudarte se hagan responsables y busquen la forma, y no quedarse con un simple: lo siento, no sé, adiós. La diferencia de idiomas no es un obstáculo cuando se quiere.
Me despedí del país nipón con una maleta que pesaba mucho más que días atrás, no por los pequeños regalitos que llevaba sino por los grandes recuerdos, experiencias… ¡una maleta cargada de miles de anécdotas!

Gracias a coleccionistasdeislas.com por dejarme colaborar en este proyecto de compartir conocimiento y experiencias.
DadoRosa
Etiquetas: Asia, Japón
Me encantó como transcribe las sensaciones vividas en Japón. Da aún más ganas de ir a sentirlas.
Hola Mario,
Muchísimas gracias por tu comentario.
Saludos!