El encantador lago Mayor, el segundo de mayor superficie del país (212 km²), contiene en su interior hasta 11 islas, siendo las Borromeas las más celebres y deseadas de las islas lacustres italianas. Se trata de una perfecta combinación de naturaleza y lujo que desde tiempos inmemorables llevan disfrutando la familia Borromea y de las que quedaron prendados, entre otros, tanto Napoleón Bonaparte como los escritores Flaubert y Hemingway.
Este pintoresco archipiélago, con los alpes como telón de fondo, está situado en el Golfo de Verbania y se compone de 5 islas: de las cuales 3 son pequeñas ínsulas que forman parte de los tradicionales recorridos de los barcos turísticos (isla de los Pescadores, isla Madre e isla Bella), acompañadas de 2 islotes (San Giovanni y Scoglio della Malghera). Dicho grupo de islas se extiende entre las localidades de Stresa y Baveno, al sur, y Verbania, al norte.

Preguntas frecuentes
¿Por qué se llaman islas Borromeas?
Su nombre deriva de la familia italiana de los Borromeo, originarios de los alrededores de Roma y que comenzaron poco a poco a hacerse al emigrar a la Toscana.
Actualmente son una importante familia de la nobleza milanesa, todavía floreciente y numerosa, que durante siglos ejerció una fuerte influencia en la ciudad de Milán y en las comarcas vecinas al lago Mayor. Comenzaron a adquirir las islas a principios del siglo XVI y todavía posee las siguientes: isla Madre, Bella y San Giovanni.
¿Cuál es la mejor época para viajar a las islas Borromeas?
El mejor momento para visitar las islas Borromeas es desde el comienzo de la primavera hasta los meses otoñales, siendo abril, mayo, septiembre y octubre los mejores meses.
¿Cuánto tiempo necesito para ver las islas Borromeas?
Una visita a las tres Islas Borromeas suele durar unas 7-8 horas si se visitan las principales atracciones de cada isla. Esto permite explorar los palacios y jardines de isla Bella e isla Madre y dar una vuelta por la isla de los Pescadores.
Como visitar las islas Borromeas
Si estas en Milán, vas a ver que hay variedad de excursiones hacia el lago Mayor y las islas Borromeas. No obstante, la opción más recomendable es llegar hasta la localidad de Stresa, la más próxima a las islas y una vez allí tomar el barco. Lo mejor es contratarlo con cierta antelación (sobre todo en temporada alta), así que si quieres visitar estas islas con tiempo suficiente y a un precio bastante razonable, puedes reservar directamente en el siguiente enlace:
¿Cuánto cuesta visitar las islas Borromeas?
Al coste de la excursión en barco le tenemos que añadir una tasa de desembarque en cada isla (0,50€ por persona) y las entradas de isla Madre (23€) e isla Bella (23€) que tiene un coste de 36€ en la opción combinada. Muy recomendable reservar en este enlace, para evitar perder tiempo en colas:
¿Cuáles son las Islas Borromeas?
A continuación vamos a conocer cada una de las 3 islas Borromeas principales:
Isla Madre
Comenzamos por la más grande (220 metros de ancho por 330 metros de largo) y alejada de la localidad de Stresa. Se trata de una isla con alguna edificación de interés, integradas en bellos jardines.
Anteriormente la isla Madre tuvo varios nombres: Isola di San Vittore , Isola Renata y más tarde Isola Maggiore. Fuentes históricas indican que a mediados del siglo IX existía en la isla una iglesia y un cementerio. También se sabe con certeza que había olivares, cuya producción quizá se destinaba a fines sagrados. En 1014, el emperador Enrique II concedió la isla a las monjas del monasterio de San Felice di Pavia.
A partir de 1501, Lancillotto Borromeo , uno de los cinco hijos de Giovanni I, introdujo los primeros cultivos de cítricos en la isla, traídos desde Liguria con un horticultor que los cuidaba. Y es que, desde esta época años y hasta principios del siglo XIX, varias generaciones de horticultores vivieron en la isla. Sin embargo, entre los años 1823-1825, por decisión de los condes Giberto V y Vitaliano IX Borromeo Arese, las áreas reservadas como huertos fueron transformadas en un romántico jardín inglés, que todavía hoy se considera uno de los mejores ejemplos de este estilo en Italia.
Lancilotto Borromeo, figura notable en esta isla, fue quien también ordenó la construcción de la primera residencia nobiliaria, que posteriormente fue ampliada en estilo renacentista en la década de 1580 por Renato I Borromeo.
A principios del siglo XX, el Palacio Borromeo se transformó en un hotel de lujo y posteriormente se alquiló a familias importantes. Desde 1987, alberga el mobiliario original del Palacio Arese Borromeo en Cesano Maderno , que también perteneció a los Borromeo.

Que visitar en Isla Madre
Fundamentalmente el amplio y pintoresco jardín botánico inglés de 8 hectáreas, diseñado sobre el antiguo huerto de cítricos por el arquitecto Filippo Cagnola. En él existe una gran variedad de flora, pero también de fauna, con aves orientales tales como pavos reales blancos, faisanes dorados y loros.
En el interior de este enorme jardín encontraremos el Palacio Borromeo (construido en el siglo XVI sobre los restos de la iglesia original, cementerio y quizás también castillo de S. Vittore). Entrar en este elegante edificio hará que tengas una pequeña idea de cómo era la vida cotidiana de la familia Borromeo entre porcelanas, lámparas de araña de época, cuadros familiares, camas con dosel y el característico teatro de marionetas con el que los nobles entretenían a sus invitados desde mediados del siglo XVII.
Antes de llegar al palacio, veremos uno de los lugares más bonitos de la isla. Se trata de la famosa “Escalera de los Muertos”, la cual conducía al antiguo cementerio y que en las últimas décadas se ha enriquecido con una bella colección de glicinas.

Por último, cabe destacar la Capilla familiar, que data de 1858.

Isla de los Pescadores
Llega el turno para la única isla que podemos visitar de forma libre y gratuita. Sus medidas son muy reducidas (100 metros de ancho y 350 metros de largo) y alberga un pequeño pueblo, habitado desde hace al menos 700 años, con pintorescas casas de varios pisos y largos balcones para secar el pescado.

Que ver en la isla de los Pescadores
En esta isla destaca la parroquia dedicada a San Víctor. Se trata de una pequeña iglesia, que data del siglo XI, fue originalmente una capilla de la que solo se conserva el pequeño arco. En su interior conserva frescos del siglo XVI y el altar mayor del siglo XVII con los bustos de los cuatro obispos, San Ambrosio de Milán, San Gaudencio de Novara , San Francisco de Sales y San Carlos Borromeo.
En la isla también tenemos varias tiendas de artesanía local, pizzerías y restaurantes ideales para almorzar, una pequeña plaza, estrechos callejones y un bonito paseo junto al lago que finaliza en una estrecha punta con arboles a cada lado con excelentes vistas, además de contar con bancos en los que descansar aprovechando la sombra. Esta zona es perfecta para darnos un baño en días de mucho calor.

Isla Bella
Finalizamos este espectacular archipiélago con la isla Bella, ubicada a tan solo 400 metros tanto de la isla de los Pescadores, por el este, como de la costa de Stresa, por el suroeste. Esta ínsula tiene unas dimensiones de 320 metros de largo por 180 metros de ancho y está ocupada en una parte considerable por el Palacio Borromeo y fundamentalmente por su enorme jardín, que ocupa buena parte de la isla.
Hasta 1632 era un acantilado rocoso ocupado por un pequeño pueblo de pescadores con dos iglesias: una dedicada a San Vittore y otra a San Rocco.
Vitaliano I Borromeo fue el primero en concebir el proyecto de un increíble palacio en la isla Bella, pero fue sobre todo a partir de 1632 con Carlos III Borromeo cuando se inició la construcción de un grandioso palacio, que estaría dedicado a su esposa Isabella D’Adda.
No obstante, estas obras sufrieron un parón a mediados del siglo XVII debido a la grave epidemia de peste que se desató en el Ducado de Milán. Dicha construcción fue completándose cuando la isla pasó a manos de sus hijos, el cardenal Giberto III y Vitaliano VI, quien hizo de la villa un lugar de opulentas fiestas y representaciones teatrales para la nobleza europea.
Carlos IV, sobrino y sucesor de Vitaliano VI, se encargó de la finalización de los jardines que se inauguraron en 1671. Se reestructuró la isla para transformarla en un barco fantástico, en el que la parte del palacio era la proa y la parte de los jardines aterrazados, sobre lo que se llama un anfiteatro o castillo, quizás por el recuerdo del castillo medieval existente, la popa. Curiosamente el proyecto preveía un largo rellano, que no se completó en su totalidad, frente al edificio en la parte oeste.
Los visitantes más ilustres de la isla se remontan a la época de Gilberto V Borromeo (1751-1837), desde Napoleón con su esposa Josefina de Beauharnais hasta la princesa de Gales Carolina de Brunswick. Esta última se alojó allí dos veces: en 1797, durante la primera campaña italiana de Napoleón, y luego regresó, tras enamorarse del lugar, en 1805. De estas estancias tenemos la habitación de Napoleón, amueblada con muebles de estilo Imperio. Una anécdota cuenta que la primera esposa de Napoleón , quien, enamorada del lugar, hizo todo lo posible para convencer a la familia Borromeo de vender Isla Madre. Ella se encontró con la negativa de la familia Borromeo, aunque consolarse con la espléndida Villa d’Este en Cernobbio , en el lago de Como.
Que ver en Isla Bella
Para cerrar la jornada tenemos el palacio, donde se pueden visitar los salones y habitaciones del piano nobile, construidos entre los siglos XVII y XIX, incluido el salón de baile con su alta cúpula y la habitación dedicada a Napoleón, que se alojó aquí, de estilo Imperio. En la primera planta se encuentra la Galería de Tapices, llamada así por sus enormes tapices flamencos del siglo XVI en seda y oro, cuyo tema recurrente es el Liocorno, emblema de la familia Borromeo.
Descendiendo a la planta baja, se llega a las grutas: son estancias completamente revestidas de piedras blancas y negras, astillas de toba y conchas, utilizadas para refrescar a los huéspedes.

A los jardines se accede a través del «atrio de Diana», un espacio abierto a cuyos lados arrancan dos escalinatas curvas que dan paso al «plan de Alcanfor», llamado así por un monumental árbol Cinnamomum camphora, plantado en 1820.
En el extremo sur queda el sorprendente «Teatro Massimo», una estructura piramidal dividida en tres partes y diez espectaculares terrazas, adornada por numerosas estatuas que representan temas mitológicos y conchas, cuya cima alberga la majestuosa estatua del Unicornio, símbolo heráldico de la familia Borromeo. Dos escaleras conducen a la terraza superior. Desde el punto más alto del jardín tenemos unas increíbles vistas del lago y de la isla con una estupenda variedad de plantas exóticas y los encantadores pavos reales blancos, que añaden un atractivo especial a este lugar. Los pavos reales blancos son machos que tienen una mutación genética llamada leucismo, que impide que el pigmento se deposite en sus plumas, resultando en su color blanco característico. El leucismo es diferente al albinismo, ya que en el albinismo no hay producción de melanina en absoluto, mientras que en el leucismo sí se produce melanina, pero no se deposita en las plumas.
Por último, a la salida de los jardines de palacio nos queda tiempo para disfrutar del pequeño pueblo, habitado por una treintena de isleños, antes de partir de vuelta hacia el puerto de Stresa.

Fotos © coleccionistasdeislas
Etiquetas: Europa, Islas Lacustres, Italia
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